lunes, 31 de agosto de 2009

Peritaje retrasado

Para "unificar causas" contra el escribano muerto, mi expediente (que contenía el contrato original, más todo lo actuado) pasó a otro juzgado. Todo fuera por ayudar a la pobre Justicia a hacer, justamente, su tarea. Mis causas contra la inquilina, por desalojo y pago de deudas, SE DETUVIERON. No avanzaron más, porque el juez no disponía ya de todos los escritos para ordenar ninguna actuación.

Pasaron los días, pasaron las semanas. No podía pedir el peritaje, porque el expediente estaba retenido en el juicio penal. Y necesitaba el contrato original para el nuevo peritaje. "¿Y cuándo se recupera el expediente?" preguntaba yo. "Mmmmh, cuando lo devuelvan". Obvvvvio. Pasaron más días, pasaron más semanas, pasaron más meses.

Llegó junio de 2009. Pedí por escrito que devolvieran el expediente al juez que atendía mi causa. Todo fuera para recién poder pedir el peritaje, que ya se había hecho y al cual la inquilina había faltado, ¿recuerdan? Pobres mujeres, ¡merecían otra oportunidad!

Inicié a la vez otra demanda contra la inquilina, por substitución de persona ya que alguien había asistido a firmar el contrato diciendo que era la garante dueña del departamento que estaba en garantía y portando un DNI también con su nombre

El departamento seguía okupado y el teléfono, acumulando deuda. Las elecciones nacionales, que debían ser en octubre, pasaron a junio. El país ya se había detenido un mes antes. La Justicia no era ajena a este congelamiento y no había forma de empujarla, ni siquiera un poquito.

Julio de 2009: finalmente, mi abogada dijo que podíamos cortarle el teléfono que estaba a nombre de mi mamá. (¿Por qué no antes? Nadie sabe). Para hacerlo, hubo que saldar una deuda (a nombre de mi mamá) de 780$. Todo fuera por achicarles un poco la deuda a las okupas. $780 porque de otra manera, Telecom no cortaría el servicio

Recuperado el expediente, después de las elecciones por supuesto, ya no había qué me detuviera en mi búsqueda de Justicia. Me dije "¡Ahora sí! No hay posibilidad de que pase nada más". Pero del norte nos llegó una gripe nueva. El país no podía ser ajeno a la peste. La Justiciaera parte del País se solidarizó: otro mes parada. La "feria chica"se hizo más larga que la de enero. Hasta agosto de 2009 no pudimos movernos.

Ha llegado el mes de agosto de 2009, la gripe se ha ido, y la larga feria, ha terminado por fin. Las esperanzas renacen. Parece que nuestros jueces van a tener que trabajar. Se dispuso para el 31 de agosto la fecha del RE-peritaje caligráfico. Habrá que esperar a ver qué hace en esa fecha la inquilina, o con qué nueva treta se presenta.

jueves, 27 de agosto de 2009

El escribano ha muerto

A todo esto, resulta que el señor escribano (el del 5to piso) que había certificado las firmas aquel fatídico día, se había muerto en elaño 2007. Pero la Justicia aún no se había enterado.

Cuando comenzó mi juicio penal, el que me hacía la garante, se descubrió que el mismo escribano tenía MUCHOS otros juicios similares, todos por substitución de persona. Parece que era su especialidad. Entonces, ¿qué hace la Justicia? Reúne todos los expedientes, de todos estos delitos comunes, para ver qué pasa y actuar contra el escribano unificadamente. Le dije a mi abogado: "pero si el escribano murió, entonces, ¿a quién le hacen el juicio?" "¿Murió?", preguntó atónito mi abogado. "Sí. Hace casi dos años." "Ah, claro, la Justicia (ciega e ignorante) no sabe todavía que murió. Vamos a avisarles en algún momento." ¡Glup!. O sea, la justicia lleva adelante un juicio a un muerto y mis juicios (contra mí, que estoy viva, y contra mi inquilina, que ES viva) siguen adelante a velocidad de caracol.

martes, 25 de agosto de 2009

Mi defensa

Enero 2008.

Feria judicial: a sufrir en silencio.

1ro de febrero de 2009.

Llamo a mi abogada que me concierta una cita con su abogado penalista. Pregunto por el desalojo. ¿era en febrero, no? Sí…pero ahora el abogado de ella pide que le demos otro peritaje. ¿cómo otro? Pero si ya esperamos un año para que le dieran uno al que no fue. Sí, pero como ahora constituyó domicilio legal en la oficina de su abogado, habría que darle la oportunidad porque y ahí no pude retener ni procesar lo que me explicó por más que le pedí que lo repitiera en varias ocasiones. Pero entonces, hasta abril de 2009 no se va…¡Ingenua yo!

Tengo mi cita con el penalista, me explica la situación y por qué me inician juicio a mí cuando yo soy la principal estafada. Según la justicia yo pude haber fraguado toda esta locura con una persona (mi inquilina en este caso) para robarle el departamento a un tercero (o tercera, la supuesta garante). Lo que la justicia se ve que no hace es constatar que yo llevo más de un año pagando deudas y una abogada para recuperar mi casa. ¡Claro! ¡Olvidaba que era ciega! A la semana siguiente pago al abogado, una suma equivalente a un sueldo completo mío y comienza mi defensa. Lo escribo y no puedo creerlo: Mi defensa.

lunes, 24 de agosto de 2009

Nueva feria judicial y nuevo juicio.

Navidad y Año Nuevo (2008): OBVIAMEEEENTE no la podíamos desalojar hasta…ooooops, me olvidaba la OTRA feria…o sea, ¡hasta febrero de 2009!

Ahora que se demostró que era ella la que había firmado, ¿le iniciamos ese terrible juicio penal por el que irá a la cárcel? No vale la pena, me aconseja mi abogada. ¿Eh? Imaginate que si es su primer delito, lo único que hacen es llamarla y advertirla (o sea: un reto) y para eso vos te pusiste en gastos de abogados y a ella no le pasa nada. ¿Pero no era un hecho gravísimo? No era que no se entendía cómo su abogado le podía aconsejar algo así? Es un genio su abogado. Al final: el haber desconocido su firma le permitió estar más de un año viviendo gratis. Debería reflexionar sobre esto de contratar abogados honestos. Ya sé, es una contradicción en sí misma: ABOGADO-HONESTO, pero aunque no lo crean existe y es la mía.

En el mismo mes de diciembre de 2008 llega a la oficina de mi abogada una causa en mi contra, sí: en MI CONTRA, penal (la temida palabra con la que te violan) por haberle embargado el departamento a alguien sin motivos y por estar YO complotada con mi inquilina para estafar a una mujer y querer quedarnos con su departamento. ¿Pero qué locura es esta? ¡Por favor! Chiquita, tenés que contratar un abogado penalista, de esos que tenés que pagar antes de que muevan un dedo. Pero…pero…mi casa…yo fui la estafada…¿cómo funciona la justicia? Al parecer la mujer con problemas dentales que se presentó a firmar en aquella oportunidad no era la dueña del departamento que pusieron en garantía, con lo cual habían fraguado una sustitución de persona. ¿Pero el DNI? ¿La escritura? Me explicaron que todo se fraguaba, se conseguía un DNI de alguien, se le cambiaba la fotito, se conseguía de alguna forma una escritura y ¡listo el pollo! Claro, para alguien que transita por el camino de la legalidad y la honestidad estas cosas son increíbles, pero son reales, créanme.

viernes, 14 de agosto de 2009

Por fin PERITAJE

Noviembre de 2008.

Ponen fecha para hacerle el peritaje a la inquilina de su firma en el convenio de desalojo: 12 de diciembre. Mientras tanto sigo pagando las expensas para que no me las echen de mi casa, más los impuestos municipales, más la abogada. ¡Qué buen negocio!

12 de diciembre de 2008.

El 13 llamo a mi abogada y me informa que la inquilina no se presentó con lo cual se da por sentado que es de ella la firma. Solo queda comunicarla y desalojarla. ¡Sí! La justicia funciona, amigos míos. ¿Qué creían? Argentina es un GRAN país donde las cosas funcionan y no se comprende cómo el resto del mundo no ve que estamos en el primer mundo y deben dejar sus ahorros. La justicia los protegerá.

El teléfono continuaba a nombre de mi madre. Pregunté en varias ocasiones si no era factible cortarlo ya que cuando se fuera iba a dejar también una deuda infinita de teléfono. Mi abogada me dijo que no se podía ya que en el contrato (que la inquilina afirmaba no haber firmado…) figuraba que se lo alquilaba con ese número de teléfono y entonces no sé por qué vericuetos legales podía terminar YO implicada. Sin palabras.

miércoles, 12 de agosto de 2009

La garante

Llegamos a julio de 2008, hay feria judicial. Agosto 2008.

Paralelamente al desalojo, se inició el juicio por "cobro de alquileres adeudados" a la garante. A los alquileres que debía, se sumaba la deuda de expensas que descubrí no pagaba desde hacía 8 meses, más todos los impuestos, que había dejado de pagar.

Se embargó el departamento que había puesto en garantía para que no tuviera posibilidad de hacer una venta fraudulenta. Se le envió una comunicación a la garante del estado de la deuda al domicilio declarado en el contrato. La Carta Documento vuelve, sin abrir, porque en ese domicilio no vivía nadie con ese nombre.

Mi abogada me hizo conocer que, legalmente, podíamos seguir adelante con el embargo y rematar la propiedad para poder cobrar. El hecho de que no viviera donde declaró no era impedimento para rematarle la casa. A estas alturas ya dudaba de la identidad de la persona que había ido a firmar el contrato y le dije a mi abogada que debíamos intentar contactarla antes de llevar a una venta. La abogada solicitó a la cámara electoral el verdadero domicilio de la persona que figuraba como garante, y dueña de la escritura presentada como garantía. Conocimos por fin la dirección de la garante (la llamaremos así aunque debería, a estas alturas, recibir otro nombre).

lunes, 10 de agosto de 2009

Sigue la pesadilla...

En abril de 2008 hablé nuevamente con ella. Me amenazó con invocar a su abogado: un gran defensor de los derechos humanos (de algunos, claro está) y miembro del gobierno que su propia madre criticaba en sus largas e inútiles conversaciones. Todo por querer cobrar el alquiler del departamento que ellas ocupaban, ahora sí, ilegalmente (ya no mediaba contrato alguno de alquiler). Fue mi última charla con ella.

Esperé un par de semanas más. Mi mamá actuó de intermediaria, llamando a su madre para hacerlas entrar en razón. Esta, muy acongojada decía que su hija pagaría. Por supuesto jugaban al "bueno y el malo" y las dos estaban en la misma barca para llevar a cabo una gran estafa. Mi mamá me dijo que debía tenerle paciencia, que era una pobre mujer sola, que estaba luchando por la tenencia de su hijo y que el ex-marido había querido matarla.

Sin otro recurso a mano, acudí a una abogada que en primera instancia, intentó conciliar, llamándola, para ver si podíamos llegar a un acuerdo de pago. La inquilina le dijo a mi abogada que llamara a SU abogado (defensor de los DDHH) para que le explicara la situación. Mi abogada no podía creer la reacción de esta mujer. Comenzó la gran pesadilla.

Inicié el juicio por falta de pago. Cuando se celebró el contrato de locación, se adjuntó un contrato que se llama "de desalojo". Este contrato consiste en el consentimiento de parte del inquilino de desalojar el departamento en menos de dos meses si no cumple con lo firmado. La idea es agilizar, supuestamente, un desalojo. Hete aquíque las firmas que se certificaron no eran de este contrato, sino solamente las que correspondían al contrato de locación. Ya sé, los dos se firmaron al mismo momento, uno está detrás del otro, OBVIO que las firmas son de las mismas personas que el escribano certificó. Nos olvidamos de que la justicia tiene sus propios caminos, que no coinciden con la lógica del ser humano mundano. Todo era sencillo, se la citaba, se le enseñaba que había firmado un contrato de desalojo y se desalojaba siguiendo todos los pasos de la ley. Cuando se la citó, declaró que esa no era su firma. Que ella no había firmado ningún contrato de NADA, ni de desalojo, ni de locación, de nada. Que NINGUNA de esas eran sus firmas.

En este punto me detengo en mi relato a hacer las siguientes preguntas:

1) Si admitía que no había firmado NINGÚN contrato y llevaba viviendoen MI casa (porque aunque la ley se resista, es MI casa) más de dos años, ¿no era eso suficiente para sacarla lo antes posible?

2) Si había una certificación de un escribano de que la firma en la página anterior era de ella, ¿no era sencillo dar vuelta la hoja, compararlas y ver que era de ella algo certificado por un escribano?

Inútil: cualquier cosa que la lógica dicte, va en contra de lo que la ley quiere

Cuando mi abogada me comunicó en tono de espanto lo que el abogado "le había hecho hacer" a la inquilina, me asusté. Mi abogada me pintaba un futuro tras las rejas para esta pobre mujer: Imaginate, me decía, que si niega su firma y después se comprueba que es de ella, podés iniciarle un juicio penal. Tan solo la palabra "penal" me arrancaba de cualquier estado de somnolencia en que pudiera estar. Penal = cárcel = te violan. ¡Qué horror lo que le esperaba a esta mujer! Y lo que era peor: jamás recuperaría a su hijo.

sábado, 8 de agosto de 2009

Comenzaron los problemas serios

Entre las obligaciones que tenía mi inquilina estaba la de transferir el teléfono a su nombre. Pasaban los días y el teléfono seguía anombre de mi mamá. ¿Por qué? "Bueno, ya sabemos cómo son las telefónicas, siempre falta algo para poder hacer el cambio" me explicaba con nerviosismo mi inquilina. Y ya sabemos cómo somos los argentinos: nos creemos cualquier cosa con tal de que hablen mal de una multinacional.

Llegó el momento de pagar el primer mes de alquiler. Pasaron 5 días, 6, 7. La llamé y me comunicó que había hecho una mala inversión pero que pagaría pronto. Nunca fui partícipe de cobrar punitorios porque entendía que podía realmente haber problemas para pagar el día 5, así que, cuando después de varios llamados decidió pagar, lo dejamos así. Resultó que cada mes tenía un problema distinto por el que no podía pagar a tiempo: la habían robado (creo que si denunciamos las veces que la robaron aumentaría la estadística del país, hasta ubicarnos al nivel de una favela de Brasil). Otra vez era a la madre, que también vivía en mi departamento, a la que habían robado. Otra vez el hijo tenía algún problema, que no sé por qué, pero afectaba al pago. Así pasaron los dos años del contrato, a los tropiezos, pero pagando finalmente. Insisto: Nunca cobré un punitorio por pagar tarde, a pesar de estar estipulado en el contrato.

En noviembre de 2007, transcurridos los dos años, cuando estaba por finalizar el contrato, nos reunimos nuevamente. Le planteé que debíamos firmar uno nuevo y nos pusimos de acuerdo en las condiciones. Me rogó que en lugar del día 5, pusiéramos el 10, porque la madre cobraba más tarde la jubilación. Así lo hicimos. Llegó el 10 de diciembre, fecha en que debíamos de celebrar las firmas. Café preparado, masitas, esperanza (de esperar)... De repente, la garantese había ido de vacaciones y estaba inubicable. Qué raro, ¿no? Nadie se va de vacaciones si tiene un compromiso así. Al menos, avisa con varios días de anticipación, sobre todo, si es la madrina del hijo de la inquilina. El contrato no se firmó ese día

Pagó tarde diciembre, pero pagó. Aún no habíamos firmado contrato. La garante seguía de vacaciones. Año nuevo, ¡vida nueva! Llegó 2008. Tenía que llamarla a diario para ver cuándo pagaría. Pasó el mes de enero completo. A mediados de febrero pagó el mes de enero y la garante seguía desaparecida. Empecé a sospechar que la garante original quizás no era la garante

Llamaba a la casa, no atendían. El celular tampoco. Cuando finalmente alguien atendía, era la madre que no hacía más que criticar algobierno por lo delincuentes y deshonestos que eran, e insistía en que yo era maravillosa y que no hacía más que decirle a su hija que tenían que ver la forma de pagarme

Pasado el mes de febrero de 2008 sin pagar, llegó marzo que tampoco pagó (acumulaba dos meses ya). Cuando lograba comunicarme con ella, no hacía más que llorar y contarme que le habían sacado al hijo y que su ex-marido la había querido asesinar. Yo le decía que la comprendía y acompañaba en el sentimiento pero que lo mío era una cuestión comercial, no un consultorio sentimental. Yo necesitaba cobrar porque tenía deudas que dependían del pago del alquiler. Por supuesto, ahora visto a la lejanía, me doy cuenta de lo naïf queresultaba mi explicación y de lo gracioso que sería para ella mi intento por mantener un pensamiento tan lineal.

viernes, 7 de agosto de 2009

Nueva inquilina

En mayo de 2003 llegó un nuevo gobierno. Nos inculcó que quien había ganado algo en su vida, debía empezar a perderlo. Era dificultoso entender esto, pues ellos no eran seguidores de esa prédica. Pero como me enseñó mi madre de pequeña (cuando yo le recriminaba que sus actos no coincidían con sus dichos) "Nuestros mayores son una advertencia y no un ejemplo a seguir". Así es que debería haberlos escuchado (a los consejos de mi madre, no del nuevo gobierno).

Pasados tres meses de ardua restauración del departamento, llamé a un abogado, amigo de muchos años, que trabajaba en inmobiliaria, para que se encargara de ponerlo en alquiler. Es una persona muy seria, con una ayudante, igual de seria. Pusieron avisos varios en los diarios, mostraron el departamento, trabajaron perfectamente. Pasados otros tantos meses, me llamaron contentos porque habían encontrado a la persona indicada para ocupar (recalco: o-k-u-p-a-r) mi departamento."Es una mujer divorciada, con un nene de 10 años, traductora de inglés, muy trabajadora. Estudió en la UCA, hizo un master en UCLA, etc etc." me dijo el abogado. Todo indicaba que mi departamento no iba a volver a quedar ni deshabitado, ni en ruinas, por lo educado de la inquilina. .

Nos encontramos todos en el estudio de la inmobiliaria para firmar el contrato de alquiler. Era ya diciembre de 2005. Llegué a la cita emocionada. Estábamos el abogado, mi nueva inquilina (una mujer de unos 50 años no aceptados), acompañada de otra señora, a quien presentó como su garante y además, madrina de su hijo. ¿Qué podía ser más maravilloso? ¡Todo quedaba en familia! El abogado leyó el contrato con todos sus detalles. De ahí, fuimos al 5° piso para que un escribano certificara las firmas del contrato de locación. Nunca había hecho un contrato con tanta pompa. Por lo general, todos los anteriores los había celebrado en el living de la casa de mis padres, café mediante. El escribano certificó tanto la firma de mi nueva inquilina, como la de su garante. ¡Todo en orden entonces! Apretones de mano, besos, alharaca, algarabía. La garante tenía que irse rápido porque tenía que ir al dentista y mostró desde el comienzo su preocupación por no llegar tarde. ¡Cuánta responsabilidad!

jueves, 6 de agosto de 2009

Compré la casa

En 1997, con los ahorros de toda mi vida, más otro poco que me prestaron mis padres, compré un departamento cerca de Agüero y Las Heras. Por fin tenía una inversión inmueble de donde obtener un adicional a mi sueldito de docente. Estaba orgullosa. Todos los sacrificios de no ir a la peluquería, ir al cine solo los miércoles, no salir a despilfarrar plata en restaurantes ni en vacaciones, habían valido la pena: ahora se plasmaban en los ladrillitos que constituían mi casa nueva y que resguardarían mi dinero.

Lo puse en alquiler y durante varios años el negocio funcionó bien, con los lógicos altibajos de la economía argentina: a veces redituaba más, otras, menos.

Cuando llegó la gran crisis del 2001 mi inquilina de 4 años se quedó sin trabajo. Llegamos a un acuerdo de anotar en un papelito cuánto me iba debiendo para pagarlo cuando pudiera. Pasaron los meses y le ofrecieron un trabajo en USA. Desde allá, todos los meses cumplió nuestro acuerdo y me enviaba un cheque para ir saldando la deuda anotada en aquel papelito, hasta que finalmente la cubrió. Sellamos entre nosotras una duradera amistad. Así debían ocurrir las cosas entre gente honesta.

Después lo alquiló un travesti, que a pesar de escandalizar al vecindario, pagaba puntualmente. Jamás debió un centavo. Al partir, el departamento quedó en ruinas: todo había quedado destartalado o roto. Las canillas perdían, había una gotera de siglos en el baño, espejos arrancados de las paredes que se habían llevado parte del revoque, enchufes destruidos, el portero eléctrico guardado en una caja, el toldo del patio no subía ni bajaba. En fin, no quedaba nada en pie. En ese momento me di cuenta de que quizás no era todo tan maravilloso como pensaba en este negocio.